20/7/08

Destin

¿No es una milicia el destino del hombre en la tierra?....
Son las 8:25 de la noche en Tel Aviv, hay una temperatura de 29ºC, dos hombres están sentados en una terraza en la famosa Basel Street.

Uno de ellos, Michael, un experto en religiones comparadas, neozelandés de 61 años, criado bajo una estricta religión católica.
El otro, Ignacio, un joven abogado de 30 años, autodidacta acerca de los temas esotéricos y de las religiones. Católico practicante, se encuentra en Tel Aviv, realizando una maestría en Historia de las religiones en la universidad de esa ciudad, donde el neozelandés es su maestro en dicho postgrado.
Ambos conversan acerca de Jesús, del Cristo; y Nacho ha hecho la pregunta, referente al antiguo testamento.

Michael el profesor, obsesionado y en cierta forma molesto, porque la iglesia nunca le ha querido dar la connotación histórica debida a dicho personaje.

Nacho bebe de su cerveza, toma una aceituna y escucha con atención y respeto a su maestro:
-Jesús es una persona que vivió hace más de 2000 años, la iglesia por sus caprichos y sus dogmas no puede dejar de lado eso, si ellos mismos dicen que Jesús tenía una doble condición –humana y divina- por qué dejar de lado el estudio de la humana.
Es el 21 de junio de 2008, Nacho mira por un momento a la juventud israelí divertirse y al ver aquél paraje, no hace más que pensar que en aquella región 2000 años antes, cuando Jesús estuvo presente y realizó el mayor de los sacrificios.
Nacho contesta a su profesor:

-La iglesia simple y sencillamente trata de que dejemos por un momento de ver la condición humana de Jesús, debido a que esta es la misma que nosotros comenzamos a vivir desde que nacemos, la conocemos a la perfección. Al igual que nosotros, Jesús tuvo hambre, sed, sueño, padres, etc., por lo tanto pide que prestemos más atención a su condición divina, la cual pudo lograr siendo un ser humano de carne y hueso como nosotros, si nosotros ya lo somos, veamos pues lo que podemos llegar a ser, hijos de Dios en este mundo caído-.

Michael termina su copa de vino Zinfandel de 2003, un syrah israelí que cuando lo toma, hace que sienta que su mundo es éste; el de un mundo lejano, tocado por la mano de Dios –no tiene duda de eso- y lleno de conversaciones dilucidantes acerca de su mayor ocupación en esta vida, la historia de las religiones.

-Yo lo he vivido Nacho, he sentido la mano de la inquisición sobre mí- Michael pide otra copa y se le nota el enojo en su voz y sus expresiones.

-Congregación para la Doctrina de la Fe profesor, ese es su nombre ahora y no tiene nada que ver con la anterior institución que usted menciona- Contestó Nacho con un dejo de ternura en su respuesta por su maestro y su enojo hacia la figura vaticana.

-Como sea, no importa, es lo mismo, censuran y nos tildan de herejes a todos los que tratamos de ver y buscar algo más allá de los dogmas, a los amantes de la ciencia y los cuales además tratamos de que ésta no sea más que una hija más de la religión-.
-Además, fíjate bien- Michael trataba de que Nacho su alumno más aventajado entendiera su frustración. –Cuando he tratado de hacer investigación por la figura histórica de Jesús, todas las puertas del Vaticano son cerradas en seguida, eso responde a un miedo por dar a conocer a quien de verdad vivió en esta región hace más de dos mil años y que pudieran perder por esos resultados su reinado de tiranía en el cual tienen sumida en la ignorancia a los que se dicen sus feligreses-.

-Profesor, yo soy uno de esos feligreses lo recuerda-
-Sí, pero tú eres uno muy distinto y no niego que hay muchos como tú con los cuales uno puede conversar esta cosas de forma inteligente, pero no todos son así, desgraciadamente-

-Por ejemplo, la contradicción entre el Jesús de la historia y el Cristo de la fe. La investigación de los rollos del mar muerto ha encontrado un rígido “consenso” de interpretación hacia el contenido y la manera de fechar los rollos por la “inquisición” y hemos aprendido cuan explosiva puede ser para la tradición teológica cristiana un examen no partidista de esos manuscritos. Y descubrimos la ferocidad con que el mundo de la intelectualidad bíblica ortodoxa estaba dispuesto a luchar para retener el monopolio de la información disponible-
-Testigos son los que dan testimonio del Cristo, los que compartieron con Él en su sagrada cena, no manuscritos que si bien pueden tener valor histórico, no pueden dar una connotación bien lograda del sacrificio Crístico-.
Michael mira con recelo a su alumno y responde –Como documentos y testimonios históricos, todo especialista sabe, que los evangelios son muy poco fiables-
Nacho piensa bien lo que va a decir y se siente retado por el argumento de su profesor, apura su cerveza de un sorbo, se sirve más llenando el vaso hasta el límite y mirando fijamente a Michael responde:
-El hermetismo cristiano es una tarea y no un dato histórico. La historia espiritual del cristianismo es la historia de las sucesivas resurrecciones de los valores el pasado dignos de vivir eternamente. Es la historia del amor que resucita a los muertos. Tal como el platonismo y el aristotelismo vivirán por siempre gracias al soplo vivificante de aquel que es la resurrección y la vida: ego sum resurrectio et vita.
-Estoy de acuerdo contigo en que la ciencia y la sabiduría humanas jamás morirán, pero en cuanto a los evangelios, se trata de relatos de extrema simplicidad mística que aparentemente ocurren en un limbo histórico. Jesús y sus discípulos aparecen en el centro de un cuadro muy estilizado-
-Por lo mismo profesor, usted bien sabe que hacer de los símbolos un trabajo intelectual e histórico, hacen que parezcan éstos como un cuadro muy estilizado. Todas esas almas de la historia espiritual del mundo, serán resucitadas, es decir, llamadas a unirse a la obra del Verbo hecho carne, muerto y resucitado, para que se cumpla la verdad de su promesa: “He venido… a fin de que nada se pierda y todo…tenga vida eterna”. Esa es la luz y la verdad del evangelio, el escrito del testimonio que jamás podrá ser visto únicamente como un dato histórico sino como la tarea que toda obra del ser humano buena a los ojos de Dios sea resucitada y viva eternamente…-
-Realmente tu nombre es un presagio, Ignacio, eres un jesuita luchando contra la ciencia…-
-Yo no lucho contra la ciencia profesor, al contrario, mi trabajo es aprender de usted que tantos años ha dejado en la vida académica, así como de los demás que lo han precedido, pero para mí, no hay ninguna lucha entre la ciencia y la fe, sino un trabajo de síntesis, que de manera profunda ha ido creando en mí un vendaval de ideas aún más profundas…ha sido un proceso de ir desvelando todos los símbolos, esa es la diferencia entre usted y yo. Yo sintetizo y usted polariza, usted ha creado un paralelo 38 en el cual usted es Corea del sur y la iglesia Corea del norte y las hostilidades si no son abiertas, existen al tener en el paso de la frontera a un guardia que cuida la entrada a su mundo intelectual-
-Desafiar a tú iglesia me ha llevado a que me etiqueten de chiflado, y en el peor del caso renegado y apóstata. Pocos intelectuales tenemos la combinación necesaria de coraje y perseverancia para lanzar el desafío y conservar la reputación-
Al terminar sus palabras, Michael parecía cerrar la conversación, con argumentos llenos del orgullo de una larga vida dedicada al estudio de la ciencia y a la lucha contra la verdad y los dogmas, una vida donde la duda siempre fue su mejor aliado.
Aún teniendo diferentes puntos de vista, Nacho quien siempre había sido un hombre de paz, que no vivía de la duda sino de la unión de las dudas, reconocía el trabajo de su maestro, así como de los muchos que a lo largo de su corta vida le habían enseñado.
A la luz de la luna israelí, terminaban de beber sus respectivas copas, agradecidos por una noche mágica y seria, se despedían alumno y maestro, cada uno con agradecimiento hacia el otro por haber aprendido mutuamente. Uno acerca del esfuerzo humano venido de la duda y el otro acerca de la certeza de la fe y la entrega a ésta, ya que hay cosas que el profesor sabía que por mucho estudio e intelecto, no podría controlar.
Así con la luna en la espalda, el profesor sabía que su muerte era un hecho, algún día llegaría y todo su trabajo sería puesto a prueba en este lapso, por lo que seguía meditando la idea de entregarse un poco a la fe y no al trabajo y al esfuerzo humanos por controlar todo.
Nacho por su parte, caminaba viendo a los jóvenes divertirse en esa calle tan cosmopolita, en aquel lugar tan recóndito y misterioso, pensando en el momento en que llegaría su vida al fin y en la cual no encontraría la verdad, por que la conocía, sino el momento en que la promesa hecha a los hijos de la luz fuera cumplida.
Aún así, se alejó caminando, recordando las palabras que en esas tierras lejanas cantara Job hace miles de años:
“¿No es una milicia el destino del hombre en la tierra?
¿No son jornadas de mercenario sus jornadas?
Como esclavo que ansia la sombra,
O cual jornalero que espera su salario…
Ojalá se escribieran mis palabras,
Ojalá en monumento se grabaran,
Y con punzón de hierro y buril
Para siempre en la roca se esculpieran…
Mi pie se ha adherido a su paso,
He guardado mi ruta sin desvío…
Yo sé que mi defensor está vivo,
Y que él, el último, se levantará sobre el polvo…
Con mi propia carne veré a Dios,
Yo, sí, yo mismo lo veré,
Mis ojos le mirarán, y a ningún otro.
¡Mis riñones se consumen en mi seno!”

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