14/9/08

El Fuerte Interno


Tal como el Torreón Central es el centro del castillo, la fortaleza interna, el lugar de meditación del Caballero y el lugar de retiro para su transubstanciación alquímica, donde se encuentra el Atanor (Horno de los alquimistas), y el lugar final de su vida, en el cual se retira a esperar la última batalla de su vida, la que siempre se pierde...

Así es, por analogía el Fuerte Interno de la Orden Templaria. No podemos negar la existencia de una orden dentro de la misma orden, la cual era la depositaria de la tradición y de los sucesos ocurridos en la invocación de los doce tronos en el Templo de Salomón por Nueve Caballeros.

El número 12 es el símbolo de la plenitud, de la promesa hecha realidad, de la fe, por eso el arcano 12 del tarot de Marsella, es el Colgado, el hombre que vive con los pies en el cielo, que da pasos en éste, y que su cabeza a pesar de estar en forma incómoda no entiende lo que sus pies realizan.

En pocas palabras, en un acto de fe de nueve caballeros en los principios del milenio pasado, tuvieron una epifanía que los Templarios debía proteger y cuidar hasta su muerte y este tarea era encargada a este Fuerte Interno, el cual no lo sé por seguro de qué manera estaba conformado.

Si les parece lo anterior, un choro estilo revista "conozca más", pongámoslo de la siguiente manera: Todos tenemos nuestro fuero interno y este se encuentra protegido por sistemas de valores, creencias, percepciones, emociones y en su caso por sentimientos gresivos capaces de destruir a quien se acerque a él.

Cuando nuestro corazón es analizado por otro y escudriñado de tal manera que no nos molesta y más aún quine lo hace, lo hace acertadamente, nace en nosotros un sentimiento de admiración hacia esta persona.

Cuando alguien es empático con nuestro fuero interno, con lo más profundo de nuestro ser, nace una amistad o alguna relación amorosa.

Cuando alguien logra penetrar en nuestro fuero interno sin permiso, y con el fin de hacernos daño, somos implacables y no dejamos que sea tocado por ningún ente extraño.

Hay una gracia otorgada por lo alto, que hace que muhas veces podamos entrar de manera sutil y amorosa al fuero interno de otras personas y conseguimos grandes amigos, o por lo menos, podemos tener empatía unos minutos con alguien más.

Por lo mismo, al hablar de algo sagrado como el fuero interno de uno mismo, podemos entender el Fuerte Interno de la Orden Templaria, el cual era el corazón mismo de ésta y el cual estaba inspirado y había nacido mediante una epifanía en el templo de salomón.

Lo mismo que nuestro ser interno, el cual se va creando en nuestro crecimiento a través de las inspiraciones, sueños nocturnos, gracias, dones y en general todo contacto con los mundos suprasensibles, los cuales nos llenan de esa energía, pensamientos, sentimientos, decisiones y voluntades que no podemos explicar...todo eso a lo largo de los años, nos va llenando el corazón y es nuestro tesoro el cual debemos tener protegido del engaño y la deshonestidad.

Como todo Fuerte, este pude ser sitiado, y una vez que sucumbe ante el ejercito del maligno, nos llenamos de odio, desesperanza y amargura, la cual hace que nuestra vida sea apartada de la inspiración divina.

Ser como niños nos dijo Aquél que murió en la Cruz y con su corazón y su fuero interno mostrándose a todos por igual.

Por lo tanto el fuero interno por más que esté protegido, su fuerza radica en el resplandor, en ese dejarse ver por los demás, ya que através de él es desde donde el impulso crístico actúa y nos impulsa a través de la Fe a seguir adelante en este mundo caído, sin su impulso jamás podríamos seguir.

Eso acabó con los Templarios, su Fuerte Interno fue invadido por la suspicacia y la envidia y dejó de recibir el soplo divino, dejó de ser un corazón vivo para pasar a convertirse en un órgano esclerotizado hasta llegar al infarto.

Por eso ya no había razón de seguir, por eso fueron exterminados...más aún, el corazón de la caballería lleno de vida por la intercesión de la Virgen Madre que a través de ella actua el Espíritu de Dios, sigue latiendo, esperando a que aquellos que tienen la vocación vayan hacia él, lo defiendan y beban de ese corazón que da agua de beber y no deja sediento.

El corazón de la Caballería es el corazón de Cristo, por eso es que la leyenda caballeresca siempre habla del Grial, del recipiente que recibe los dones magníficos y el impulso de Cristo que nos libar de todo mal.

Si bien existe ese corazón regado por la Santa Presencia, también puede ser protegido y resucitado a través del nuestro Torreón Central, Fuero Interno, o corazón, a través de dejar que Cristo actúe por detras de nosotros iluminando nuestro frente, lleno de oscuridad, miedo y adversidad.

Lo anterior, lo vemos reflejado en las isguientes palabras de Tomberg:

Detrás del yo del hombre hay un “fondo” que al principio es desconocido para él. A partir de este fondo el yo recibe impulsos, igual que desde el primer plano las percepciones se imprimen en el yo.
Los efectos de la naturaleza proceden del primer plano, mientras que los efectos de la corriente de poder de Cristo desde el otro lado de la existencia, proceden del fondo.

La corriente de poder de Cristo fluye del fondo fundamental de la existencia al yo humano, lo llena, y le confiere así una fuerza que no tiene por sí mismo, es decir, la fuerza de traer el bien, como una fuerza elemental, hasta el ser del mundo. Esta actuación del poder de Cristo, ofrecido al yo del hombre como un don,internamente satisfactorio, dejándole libre, fue llamada por Pablo gracia (charis).

Así la gracia es un proceso por medio del cual el yo en su esfuerzo hacia el bien recibe la fuerza para lograr más de lo que podría con sus propias fuerzas solo. Para hacer que esta actuación de la gracia sea posible, el yo debe abrirse a ella. El yo debe hacerse permeable.

Por lo tanto, siempre ha existido un corazón en la caballería, llamado Fuerte Interno dentro del seno Templario, ahora sólo falta que búsquemos dentro de este corazón el misterio de la epifanía que le dio vida.

Cheers!!!!

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