A LA QUE ESPERO



A ti mujer, a la que no le puedo hablar, ya no sé si por miedo a acercarme o porque no te conozco. No te conozco porque no has llegado a mi vida y también por que no sé si seas tú la que me haga recorrer otro tramo del camino.

Perdóname por mirarte y no acercarme. Perdóname por no haber cruzado el umbral, aún tengo algunas deudas que pagar. Perdóname por no contestarte, he estado muy ocupado en considerarme mejor de lo que me siento.

Te sostengo la mirada audazmente pero no te puedo hablar, siempre he tenido miedo de las palabras, las he usado sin miramientos para sentirme mejor, para insultar, para criticar, para conocer, para mostrar, para amar, y ahora no las puedo usar cuando más las necesito. Me están cobrando la factura.

Me preocupa saber si te merezco, si realmente eres un regalo del cielo, o si solamente eres un sueño más, que no está a mi alcance, sin darme cuenta que el aceptar lo que me pasa es lo único que con justicia equilibra mi ser.

No pregunté cuando debía, no avancé cuando debí haberlo hecho ¿Tendré miedo de perder lo conquistado? No creo, todavía no logro nada y lo que he logrado ya no lo puedo perder, el que lleva la cuenta de esto no lo olvida.

A ti, a la que quiero, tenme paciencia por favor, soy tímido, sufro con mi pasado, pienso en el futuro y olvido el presente.

A ti, a la que necesito, invítame a entrar, prometo no olvidar tocar antes. Te pido que no me hagas caso si finjo no estar interesado, si finjo tener otras cosas más importantes en la cabeza, las tengo y una por encima de todas (la conocerás si nuestro encuentro se da) pero creo que para llegar a ésta última necesito conocerte.

A ti, a la que espero, te digo que intentaré ser como soy, no mostrarme de otra manera, poner mi inteligencia a disfrutar los días que esté junto a ti, escucharte, caminar de tu mano y soñar con mis labios pegados a tu oído (y espero que las palabras no me traicionen en ese momento).

A ti, a la que espero en medio del completo y profundo silencio, te pido que esperes un poco más.